Cultura y objetos Archives - Origen México
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Alebrijes Aa

 

 

 

En Mesoamérica, Quetzalcóatl bien pudo haber sido el antecedente de los alebrijes: una colorida y mística especie que llegó a México para proteger la vida y la muerte de los que sueñan.

A partir del año 1927, don Manuel Jiménez en Arrazola, Oaxaca, y en los años cuarenta don Pedro Linares, en la Ciudad de México, hacen uso de estas figuras haciendo historia en el arte popular mexicano, elaborándolos en madera y en cartón, respectivamente.

Hoy, gracias a la impresionante aceptación, los alebrijes se han convertido en una referencia del arte popular.

Aa © Adrián Daniel Velázquez / Cortesía del Museo de Arte Popular
Árbol de la vida Aa

El árbol de la vida es una de las artesanías mexicanas más reconocidas a nivel mundial. Su origen se remonta a tiempos prehispánicos, cuando los teotihuacanos, otomíes, matlatzincas y mexicas usaban el barro para fabricar cerámicas para usos ceremoniales y utensilios para la vida cotidiana.

Durante la conquista espiritual, en la época colonial, las deidades de barro fueron sustituidas por un árbol de la vida —representación de la teoría creacionista bíblica— como un instrumento de evangelización. Con el tiempo, los artesanos indígenas se fueron apropiando de la alegoría hasta que pasó de ser un objeto de fervor religioso a una representación folclórica que da cuenta de la cosmovisión de cada artesano.

Los árboles de la vida se producen en Izúcar de Matamoros, Puebla; en Acatlán, Puebla, y sobre todo en Metepec, Estado de México. Por su valor artístico han sido expuestos en museos de Europa, Asia y Norteamérica.

Aa © Juan Guzmán / Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
Arte Huichol Aa

Apreciado en todo el mundo, el arte huichol nace como una ofrenda a los dioses. Es elaborado por las manos de un grupo étnico que habita en la Sierra Madre Occidental de México, que abarca Jalisco, Zacatecas, Nayarit y Durango.

Como una escritura sagrada que resguarda la historia y la tradición, los artistas wirraritari echan mano de colores, símbolos y figuras geométricas, combinados con formas cotidianas para hacer sus creaciones sobre esculturas forradas de chaquira, joyería y cuadros de hilo y que se convierten en representaciones de su cosmovisión. Más que un trabajo, para estos artistas cada una de sus piezas significa la oportunidad de comunicarse con el creador.

Para los huicholes, la nierika es el don de ver, un espejo donde su chamán, el marakame, puede observar las imágenes que se le proporcionan desde un mundo mágico, cuya puerta de entrada es el peyote; es una técnica ancestral a partir de la cual los artistas enuentran formas distintas de materializar los mensajes de la divinidad.

Aunque ahora utilizan cuentas de plástico e hilo de estambre —pegados con cera de abeja y resina de pino—, estas obras se realizaban originalmente con semillas, conchas, piedras pequeñas y filamentos de plumas. La eleboración de cada pieza tarda en promedio 50 horas, durante las cuales los artistas rezan para restaurar la armonía que debería existir entre todos los seres que habitan la tierra.

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Arte Huichol Aa
Aa © Paola González Vargas
Barro negro Bb

El barro negro —también conocido como cerámica negra mexicana— es un estilo de alfarería, icónico de Oaxaca, cuyos orígenes se remontan a los vestigios arqueológicos de vajillas domésticas realizadas por los pueblos zapotecos y mixtecos de los Valles Centrales.

Hasta las primeras décadas del siglo XX, los artesanos del pueblo de San Bartolo Coyotepec elaboraban diversos utensilios rústicos de barro mate y grisáceo para su uso diario: ánforas, figuras de tecolotes para envasar mezcal, apaxtles para almacenar agua, cántaros, silbatos, juguetes y flautas, entre otros.

En 1950, la señora Rosa Real Mateo de Nieto, sucesora de los artesanos alfareros, experimentó en su taller hasta descubrir que se podía cambiar el color y el brillo de las piezas, puliéndolas y cociéndolas a una temperatura ligeramente más baja. Así nació el barro negro, la alfarería más popular entre coleccionistas de artesanías mexicanas.

Bb © Juan Guzmán/ Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
Calaveras y Catrinas Cc

Hay hermosas garbanceras,
de corsé y alto tacón,
pero han de ser calaveras,
calaveras del montón.

José Guadalupe Posada

La Catrina, ícono de la celebración del Día de Muertos, nació del pulso de José Guadalupe Posada. El gran ilustrador, grabador y caricaturista, originario de Aguascalientes, nació en 1852 y dedicó su vida a representar escenas costumbristas, folclóricas y de crítica social que publicó en medios impresos como La Patria Ilustrada, la Revista de México y El Ahuizote, entre otros.

Posada es considerado un artista mexicano universal, cuya obra dio cuenta de los grandes contrastes de la época revolucionaria: la marginalidad, el dolor, la muerte y el descontento del pueblo, irremediablemente mezclados con la vida, el placer y la alegría.

La imagen de la “Calavera Garbancera” comenzó a circular en el mes de noviembre de 1913 —11 meses después de la muerte de Posada— y junto a las otras calacas y calaveras literarias ilustró una tradición que continuó viva mucho más allá de la muerte de su creador.

Fue el muralista Diego Rivera quien sacó a la garbancera del montón y la atavió con un elegante vestido y una estola de plumas para aparecer en el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en 1947, y la bautizó “Catrina”.

Cc © Juan Guzmán / Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
Chamanismo Cc

Desde las primeras culturas prehispánicas que existieron en Mesoamérica, los chamanes han estado presentes en las comunidades indígenas para contribuir en la resolución de problemas sociales, físicos e incluso espirituales. Son custodios de las palabras y resguardan el conocimiento ancestral.

Una de las cunas de esta tradición en México fue el linaje de los graniceros, ritualistas del rayo, que fueron antiguos servidores de Tláloc, dios de la lluvia.

Los chamanes tienen distintas especialidades, por ejemplo: hueseros, parteras, ahuyentadores de susto o psicólogos autóctonos dedicados a las alteraciones psicológicas, entre otros; así como los nahuales, considerados guías. Para muchas comunidades indígenas son líderes, sabios, jueces y maestros que practican y enseñan lo invisible.

Muchos se distinguen por alejarse de los métodos alopáticos para rescatar la curación tradicional, pues conocen las plantas, las honran y utilizan como remedio para el cuerpo y el alma.

El chamanismo vive en la memoria de los antepasados, cuyo conocimiento se transmite de forma oral, preservado en cuentos, mitos, leyendas y tradiciones arraigadas a los pueblos originarios que han sobrevivido a la occidentalización en nuestro país como los nahuas, mayas, zapotecos, mixtecos, huicholes, tarahumaras, otomíes y chontales, por mencionar algunos.

En este contexto, la figura del chamán se configura como parte de la historia y se dice que enlaza dos realidades o dos mundos.

Cc Secretaría de Cultura-INAH
Charrería Cc

Considerada el deporte nacional, la charrería es el conjunto de destrezas ecuestres propias de jinetes —charros— que se llevan a cabo en un ruedo conocido como lienzo charro.

El origen de esta práctica se remonta al siglo XVI, en las convivencias entre integrantes de diferentes fincas durante el auge de las haciendas ganaderas. Es por eso que la tradición ecuestre mexicana destaca el manejo del ganado mientras se monta a caballo, así como el uso de la silla de montar y de la reata.

El charro, ataviado con su elegante traje, muestra en las charreadas sus habilidades vaqueras con arriesgadas suertes, como el Paso de la muerte, mientras que las escaramuzas, contraparte femenina, combinan la equitación con la danza y realizan coreografías sincronizadas vestidas como “Adelitas”.

En 2016, la Unesco inscribió a la charrería dentro de la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En México se llevan a cabo aproximadamente dos mil eventos anuales de este deporte, que se practica también en Estados Unidos, Canadá, Cuba, Francia,
Panamá y Japón.

Cc © Juan Guzmán / Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
China poblana Cc

Mujer de ojos ardientes y expresivos, cutis aceitunado, cabello
negro y fino, pies pequeños, cintura flexible […], que sabía leer,
coser y cocinar al estilo del país, que zapateaba jarabes y otros
sones en los fandangos.16

Manuel Payno

La china poblana es uno de los símbolos de la identidad mexicana más reproducidos en la historia. Miles de pinturas, estampas y fotografías dan cuenta de su lujoso traje: falda de paño —o zagalejo— decorada con los colores de la bandera y el águila nacional recamada con lentejuelas, blusa con flores bordadas, rebozo y zapatillas rojas. Siempre peinada con trenzas entrelazadas con listones de colores y en ocasiones porta un sombrero de charro.

La imagen de la china mexicana tiene sus orígenes en un tipo de mujer que adquirió popularidad a mediados del siglo XIX. Eran mestizas mexicanas independientes, con muy poco apego a las convenciones sociales y amorosas de la época colonial, que cautivaron a los extranjeros por su actitud y su forma de vestir provocativa y desenfadada.

En 1919 la famosa bailarina Ana Pávlova visitó México y, en su afán de redescubrir las raíces dancísticas del país, creó el espectáculo Fantasía mexicana, en donde la rusa bailó un jarabe tapatío en puntas, vestida de china poblana, acompañada por el bailarín Alexandre Volinine vestido de charro. A partir de entonces, la imagen de la china fue adoptada por los dictados oficiales más nacionalistas para representar las gracias y virtudes de la mujer mexicana.

Payno, M. “Viaje a Veracruz”, en El Museo Mexicano, México, 1844, t.III, pp. 233–235. Citado en: Vázquez, M. del C. (2012). La china mexicana, mejor conocida como china poblana. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 22 (77), p. 125.
Cc © Hugo Brehme / Secretaría de Cultura-INAH
Pedro Friedeberg Ff Cortesía del Archivo Pedro Friedeberg
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El escultor, diseñador, ilustrador y pintor surrelista Pedro Friedeberg nació en Florencia, Italia, en 1936, pero afirma no haber conocido otra patria que México. Desembarcó en este país con apenas tres años y creció en una casa desvencijada en la colonia San Rafael de la Ciudad de México. Más tarde estudió Arquitectura, pero mientras le enseñaban ángulos y teorías funcionales, él soñaba con la geometría sagrada y la arquitectura orgánico fantástica de Gaudí.

Trabajó una temporada con Mathias Goeritz; no obstante, abandonó el movimiento moderno para unirse a la rebelión del surrealismo junto a Remedios Varo, Edward James, Wolfgang Paalen y otros artistas; aunque solo él y Frida Kahlo fueron reconocidos por André Bretón como parte del movimiento surrealista.19

En 1962 creó la silla mano, que es a la vez una escultura y una curiosa pieza de diseño, realizada originalmente en madera acabada en pan de oro, la cual es reconocida y admirada mundialmente.

No recuerda a ciencia cierta si la inspiración para esta pieza le llegó a través de los fragmentos de un sueño o a través de una estatua romana que vio en el Monte Capitolino, pero de ese mismo lugar surgieron mesas, lámparas, sillones e infinidad de cuadros y piezas artísticas en las que se mezclan ojos, manos, pies y las visiones psicodélicas de su universo creativo, lleno de humor y simbolismo.

Sus exposiciones son incontables y sus memorias “no autorizadas” han quedado inmortalizadas en el libro De vacaciones por la vida que le dictó al poeta José Miguel Cervantes.

Recuperado de http://www.pedrofriedeberg.com/?page_id=49
Herbolaria mexicana Hh

Relativa al conjunto de información, recursos y prácticas que integran la medicina tradicional, la herbolaria constituye uno de los acervos más importantes de de nuestros pueblos ancestrales que sobrevive gracias al empeño de chamanes, curanderos, hierberos y abuelas, principales depositarios de esta memoria.

En nuestro país, este conocimiento data de la época prehispánica. Se sabe que el rey Acolmiztli Nezahualcóyotl fundó el primer centro de cultivo y estudio de las plantas medicinales del país en el cerro del Tecutzingo, en Texcoco.

Como vestigios de este legado también se cuentan el mural de Tepantitla, en Teotihuacán, que reproduce plantas y remedios conocidos en la época prehispánica; además de la escultura mexica de Xochipilli, príncipe de las flores, encontrada en Tlalmanalco, Estado de México, donde figuran los hongos sagrados, la flor de tabaco —usada por los aztecas para atacar tumores—, el ololiuhque —poderoso contra la sífilis— y el sinicuichi —útil para el alivio de la bronquitis, disentería y dermatitis—.

El sincretismo derivado del mestizaje enriqueció este patrimonio y lo convirtió en uno de los más vastos: México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en riqueza taxonómica de plantas medicinales —después de China—
con 4,500 especies.

Hh Secretaría de Cultura-INAH
Instrumentos musicales Ii

Se considera como instrumentos musicales mexicanos a todos aquellos de origen indígena o mestizo, ya sean completamente originales o aquellas modificaciones de instrumentos foráneos, que evolucionaron en nuestro país para construir las notas peculiares de la música tradicional mexicana.

Ejemplo de esto son los instrumentos distintivos del mariachi, como la vihuela mexicana, pariente de la vihuela española y fabricada en caoba, que se caracteriza por su forma abultada; o el guitarrón, que sustituye al contrabajo, ambos instrumentos fueron inventados en Cocula, Jalisco.

Un integrante distinguido entre la lista de la ingeniería musical mexicana es el requinto, sonido imprescindible de la música de tríos. Popular en todo el mundo, esta pequeña guitarra de rango agudo fue inventada en 1943 por Alfredo Gil, integrante del trío Los Panchos. Un laudero profesional fue encomendado para realizar el encargo del intérprete y compositor, quien buscaba un instrumento de tamaño similar al del tiple colombiano, pero con más trastes y posibilidad de una afinación más aguda; que facilitara la digitación de las notas.

Otros instrumentos como las jaranas —huasteca y jarocha—, el salterio mexicano, el chapareque, la flauta azteca, los tambores prehispánicos, los ayoyotes y el marimbol, son solo algunos integrantes del inabarcable universo sonoro mexicano.

Ii © Ignacio Urquiza
Lotería mexicana Ll © Juan Guzmán/ Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
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Al grito de “corre y se va”, la lotería se convirtió en uno de los juegos tradicionales más representativos del país, cuya imagen es imprescindible dentro del discurso simbólico de la identidad mexicana.

La historia cuenta que la lotería de cartones nació en Italia y llegó a la Nueva España junto con los conquistadores. Más tarde, en tiempos de la lucha de Independencia, se convirtió en el pasatiempo favorito de las tropas militares.

De todas las versiones que existen se conoce como la “auténtica lotería mexicana” a la creada en el siglo XIX por Pasatiempos Gallo, propiedad de Clemente Jaques. Fue la primera lotería industrializada que se comercializó en el país y en ser exportada a otros países.

El juego consta de una baraja con 54 cartas, cada una ilustrada con una estampa tradicional de México, y con varias tablas o cartones con 16 figuras aleatorias, que se van llenando con frijoles conforme cada imagen es cantada por el gritón, quien se dedica a improvisar versos, dichos y refranes para presentar cada figura.

Bonito cinco de mayo, el pabellón nacional: la bandera. El auxilio de San Luis, que le llaman el nopal: el nopal. Tate quieto, Valentin, no te vayas a pelear: el valiente. Todo cabe en un jarrito, sabiéndolo acomodar: el cantarito.30

Recuperado de http://www.rlp.culturaspopulares.org/textos/13/03-Libertad.pdf
Lotería mexicana Ll
Ll Biblioteca del Congreso de Washignton
Mariachi Mm

 

 

Si le preguntan a algún extranjero sobre la definición de México, seguramente responderá que es la tierra del tequila, de los charros y el mariachi. Considerado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por parte de la Unesco desde 2011, el mariachi es un elemento fundamental no solo de nuestra tradición musical, sino de nuestra cultura.

Cocula, Jalisco, es la cuna de este género que data de la época virreinal y mezcla elementos indígenas, europeos y africanos, combinando los sonidos del violín, la guitarra, el guitarrón, la vihuela, el arpa y la trompeta. Este último es actualmente el instrumento insignia de estas agrupaciones, pero no figuraba en la orquestación tradicional.

Fue en 1941 cuando Miguel Martínez se convirtió en el padre de la trompeta mariachera al tocar por primera vez este instrumento acompañando al Mariachi Vargas en la XEW. Su inclusión fue idea de Emilio Azcárraga Vidaurreta, dueño del grupo radiofónico, en un intento por hacer frente a la embestida de la música americana, plagada de metales
de viento.

Mm © Juan Guzmán/ Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
Mariachi Mm

 

 

 

© Juan Guzmán/ Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
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Sobre su nombre circulan diversas hipótesis. Algunos afirman que es de origen maya, derivado del vocablo mariamchi, es decir, “los que tienen la misma sangre” y otra versión le atribuye su procedencia al francés mariage, que significa “boda” y que empezó a ser utilizado en el siglo XIX cuando dichos grupos amenizaban estos eventos en los Altos de Jalisco. Aunque es muy popular, los estudiosos de la historia del mariachi rechazan la versión del nombre francés porque a finales del siglo XIX el mariachi era despreciado por la rancia aristocracia mexicana que en aquel entonces prefería los valses europeos.

Su suerte cambió en 1936, en la campaña presidencial de Lázaro Cárdenas, quien se hizo acompañar por el Mariachi Vargas de Tecalitlán en su recorrido por el país. Esto revaloró la imagen del mariachi y le abrió las puertas del cine de la Época de Oro; desde entonces su música ha llegado a lugares insopechados, cruzando, incluso, la barrera del idioma. En Japón, por ejemplo, existe el popular Mariachi Samurái que interpreta canciones en español y japonés.

Máscara de luchador Mm

La lucha libre es una versión de la lucha olímpica que se practica en varios países de latinoamérica, pero uno de sus elementos esenciales es puramente mexicano: la máscara.

El primer luchador que creó un personaje que se ocultó detrás de un antifaz para proteger su identidad fue el Ciclón Mckey. Corría la década de los años treinta y el luchador acudió con Antonio H. Martínez, un zapatero leonense, avecinado en la Ciudad de México, para que le diseñara un accesorio que le cubriera el rostro. El Ciclón Mckey se presentó en el cuadrilátero usando una máscara de piel de cabra con cuatro orificios y tuvo tanto éxito que cambió su nombre a “La maravilla enmascarada”.

El poder de la máscara cautivó al público y otros luchadores empezaron a usarla: el Rayo de Jalisco, Black Shadow, Blue Demon y el legendario Santo, el enmascarado de plata, entre muchos otros. Dejaron de ser hombres para transformarse en leyendas, cuyas máscaras se convirtieron en símbolos culturales que han influido en el arte, el cine y la publicidad internacional.

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Máscara de luchador Mm
Mm © Gerardo Díaz
Metate Mm © Paola González Vargas
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El metate es un instrumento tradicional fabricado con una piedra volcánica rectangular, que se usa para la molienda de ingredientes con la ayuda de una piedra cilíndrica conocida como metlapil o mano del metate. Se cree que su invención promovió el incremento del consumo de semillas en el México prehispánico, vinculado al desarrollo de la domesticación del maíz.

Su uso representa uno de los rituales gastronómicos más importantes del país. En el metate se muelen ingredientes, principalmente maíz y cacao, aunque también se emplea para extraer pigmentos, minerales y vegetales.

Muñeca María Mm

 

 

 

Esta muñeca regordeta —fabricada con trapo, estambre y listones de colores que se enlazan en sus trenzas o coronan su cabeza — es una práctica de artesanía tradicional, herencia de la cultura mazahua.

Su origen se remonta a la época de la Conquista y se le ubica en la región de Michoacán y el Estado de México. Se cree que en sus primeras versiones se usaban materiales como arcilla, palma y pelos de elote para su elaboración. El primer nombre con el que se les conoció fue “María”, en honor a las artesanas mazahuas que solían recorrer las calles de la capital para venderlas.

El legado de su fabricación se conserva gracias a las artesanas de Amealco, Querétaro, en donde fue adoptada por las comunidades otomíes. Ahí la conocen como “Lele” y la fabrican junto a “Dönxu”, la muñeca tradicional otomí.

Mm © Paola González Vargas
Muralismo mexicano Mm

El muralismo es un movimiento pictórico que surgió en las primeras décadas del siglo XX con la misión de contar y documentar la historia de la nación tras los hechos revolucionarios. Esta tradición estética se convirtió en el distintivo del arte mexicano y su influencia se extendió a países como Cuba, Nicaragua, Argentina, Japón, Alemania, Italia, Irlanda, España e Irán y otros que vivieron períodos de opresión.

Los muralistas buscaban desarrollar un estilo propio, alejado de las tendencias artísticas europeas, que reflejara la identidad nacional, a través de la revaloración de las raíces indígenas y mestizas, y reivindicara la función política y social del arte, como un recurso para la propaganda ideológica y la visibilización de la lucha de clases.

Al elegir los muros como soporte, los muralistas mexicanos se comprometieron con la creación de un corpus artístico permanente, de acceso público, hecho por el pueblo para el pueblo y, por tanto, incoleccionable.

Así, artistas como Diego Rivera, Rufino Tamayo, Roberto Montenegro, David Alfaro Siqueiros, Federico Cantú, Juan O'Gorman, Gerardo Murillo (Dr. Atl), José Clemente Orozco, Pablo O'Higgins y Ernesto Ríos Rocha, dejaron un legado invaluable a través de sus obras.

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Muralismo mexicano Mm
Mm © Casasola fotografía / Secretaría de Cultura-INAH
Ola mexicana Oo Archivo General de la Nación
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La ola del estadio es un fenómeno de animación coordinada que ocurre en las gradas, entre los asistentes a eventos deportivos o masivos, conocida como “ola mexicana”, puesto que saltó a la fama durante un partido del Mundial México 86. Entre la emoción de una contienda en el Estadio Universitario de Monterrey se desató el impulso que detonó la ola que fue vista por millones de espectadores.

Más de 30 años después, The mexican wave es un festejo clásico que se realiza en estadios de todo el mundo y que el Diccionario Oxford define como “un efecto que se asemeja a una ola en movimiento producida por secciones sucesivas de la multitud de un estadio a pie, alzando sus brazos, bajándolos y volviendo a sentarse”37.

Tras su fama, varios países reclamaron la invención de la ola. El animador “Krazy” George Henderson comprobó haber realizado la primera ola de la historia en Oakland, durante un partido de béisbol en 1981, pero reconoció: “El Mundial de 86 fue su gran vitrina. En cada partido se realizaba y yo veía por televisión y fotos el alcance que tenía. Estadios tan majestuosos como el Azteca sirvieron como su casa. La ola ahí cobró dimensiones que ni en mis mejores sueños pude imaginar”38.

Recuperado de https://en.oxforddictionaries.com/definition/mexican_wave
Villagrán, M. (19 de enero de 2017). La ‘ola’ no es un invento mexicano en lo absoluto. Life and Style. Recuperado de https://lifeandstyle.mx/deportes/2017/01/19/la-ola-no-es- un-invento-mexicano-en-lo-absoluto
Ola mexicana Oo Gerardo Díaz
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Pádel Pp

El pádel es un deporte inventado por el empresario Enrique Corcuera, el cual se juega en pareja con una raqueta de madera y una pelota, en una cancha cerrada con paredes.

Corría el año 1969 y don Enrique decidió adaptar un terreno de su casa en Las Brisas, Acapulco, para jugar. Contaba con aproximadamente 20 metros de largo por 10 metros de ancho —que no alcanzaban para una cancha de tenis— y construyó unas paredes para evitar que la vegetación propia de la zona, la invadiera.

En medio de esa cancha de características inusuales colocó una red de tenis y comenzó a hacer pruebas de un juego que en aquel entonces practicó con una raqueta y pelota de paddle tennis. El deporte evolucionó hasta contar con sus propias reglas y elementos y ganó popularidad entre los turistas que visitaban el puerto. El príncipe Alfonso Hohenlohel lo llevó a la Costa del Sol en España en 1974.

El Pádel Pro Tour (PPT) es el circuito profesional más importante de este deporte a nivel mundial. Chile, Argentina, Canadá, Uruguay, Reino Unido, Portugal, Brasil, y España son países en donde el pádel ha tenido gran desarrollo. En 1991 se fundó la Federación Mexicana de Pádel (FEMEPA) que promueve este deporte en el país y en el mundo.

Pp Cortesía Familia Corcuera
Parachicos Pp

México es un país de fiesta y colorido. En el transcurso del calendario abundan innumerables fechas en las que cada estado realza sus tradiciones a través de la danza, la artesanía, la gastronomía y las ceremonias en honor a algún santo, un alimento sagrado o simplemente a la alegría de la vida o la muerte.

De Baja California hasta Quintana Roo se podría hacer un recorrido por el folclor de las fiestas mexicanas. En el año 2010 una de estas celebraciones fue inscrita como Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad: los parachicos.

Conocida como la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, en Chiapas, esta celebración se realiza durante el mes de enero y es dedicada al Señor de Esquipulas, a San Antonio Abad y a San Sebastián Mártir. Una de sus manifestaciones más representativas es la danza de los parachicos, considerada una ofrenda colectiva a los santos venerados.

Los bailarines, ataviados con sarapes, cintas de colores, chales bordados y un tocado de ixtle, se ocultan detrás de unas máscaras talladas en madera de cedro —cuyos rasgos se asemejan a las facciones de los españoles de la época de la Colonia— y recorren las calles llevando imágenes santas, mientras tocan unas sonajas de hojalata llamadas “chinchines”. Son guiados por un personaje que lleva guitarra y flauta y, acompañado por tamborileros, entona oraciones que son contestadas por los parachicos.

Los cantos, atuendos y la técnica de como se fabricaban las máscaras sobreviven gracias a que se han transmitido de generación en generación, desde hace más de 300 años.

Pp © Ignacio Urquiza
Perlas del Mar de Cortés Pp

El comercio de perlas en México data de la época precolombina. Los comerciantes mayas y aztecas recorrían los confines de sus imperios en busca de estas gemas con las que realizaban joyas para honrar a la realeza y a los dioses.

En 1535, Hernán Cortés se embarcó en busca de los tesoros del Nuevo Mundo y se encontró con una fuente de riquezas, desde entonces conocida como el “Mar de Cortés”, en cuyas aguas se formaba la “perla negra” que pronto se convirtió en el producto estrella de exportación mexicana y fue conocida como la “Reina entre las gemas, gema de las reinas”, pues su uso se impuso como una moda entre la nobleza europea. Este reinado duró hasta finales del siglo XIX, cuando casi se extingue debido a la sobrepesca y sobrevivió gracias a Gastón Vives, desarrollador del primer criadero de ostras perleras en el mundo que funcionó de 1902 a 1914.

Fue necesario que pasaran varias décadas para el renacimiento de la actividad perlera en el golfo de California, que en 1993 llegó de la mano de Douglas McLaurin Moreno, Enrique Arizmendi, Manuel Nava y creadores de un proyecto de acua- cultura en el que se cultivó la especie Pteria Sterna, y gracias al cual la perlicultura mexicana ha retomado su lugar como una de las producciones más exclusivas del mundo.

Pp Fotografía de Guillermo Soberón Tirado / Cortesía de Perlas del Mar de Cortez®
Piñata Pp

El origen de la piñata tradicional mexicana traza un camino que va de los actuales mercados populares a las misiones evangelizadoras franciscanas que llegaron al Nuevo Mundo en el siglo XVII, procedentes de España, pero cuya orden se remonta al pueblo de Asís, en Italia; país a donde el expedicionario Marco Polo llevó un objeto realizado con papel de colores que, en uno de sus tantos viajes, encontró en China.

Hay indicios de que los antiguos aztecas realizaban una práctica en la que adornaban con plumas figuras de barro huecas y llenas de abalorios para honrar al dios Huitzilopochtli; ese recipiente y algunos juegos practicados por los mayas representaron la oportunidad perfecta para crear un recurso de evangelización.

Las figuras de barro se convirtieron en una olla recubierta con papeles de colores —reflejo de la vanidad del mundo— a la cual le salieron siete picos, uno por cada pecado capital. Estas tentaciones son vencidas con los golpes de un palo que representan la fuerza con la que la fe y la obediencia vencen al mal.

Una vez que la envidia, pereza, gula, ira, lujuria, soberbia y avaricia son derrocadas, una lluvia de recompensas cae sobre el creyente, quien realizó esta batalla con los ojos vendados, en representación de la fe ciega en Dios. El ritual de la piñata se convirtió en parte fundamental de las posadas con las que en México se celebra la Navidad.

Al paso del tiempo, los piñateros mexicanos evolucionaron la técnica del papel maché hasta convertir la piñata en un objeto de las más variadas formas que se usa en todo tipo de celebraciones y alude irrevocablemente a la cultura mexicana.

Pp © Fer Gregory / Shutterstock
Pirekua Pp

La pirekua es un canto tradicional de las comunidades indígenas p’urhépechas del estado de Michoacán, que en el año 2015 fue inscrito en la lista representativa del Patromonio Cultural de la Humanidad de la Unesco.

Este género surgió del sincretismo entre la música y los cantos religiosos de los evangelizadores españoles con los cantos prehispánicos y algunas influencias africanas, herencia de los esclavos que llegaron a México provenientes de esas tierras.

En la lengua p’urhépecha, pirekua significa “canción”. Puede ser interpretada en solo, dúo, trío, coros y orquestas, por hombres y mujeres conocidos como “pirériechas”. Tradicionalmente se canta en lengua nativa, pero existen piezas instrumentales y en español.

Los pirériechas son muy respetados, puesto que cumplen una función de mediadores sociales al utilizar las canciones como un instrumento de diálogo entre la comunidad; con él se expresan sentimientos y se comunican acontecimientos importantes. Los cantos y las técnicas son transmitidos de generación en generación y constituyen un pilar dentro de sus tradiciones.

© M. Tapia / Secretaría de Cultura-INAH
Sarape Ss
Ss Archivo General de la Nación
Sarape Ss

Es una prenda tradicional mestiza, originalmete de uso masculino, que amalgama en su urdimbre la tradición textil mesoamericana con el tejido europeo. Aunque no se tiene un dato exacto de su origen, se cree que es la evolución de la tilma, usada por los indígenas, la cual se fusionó con las capas andaluzas y valencianas traídas por los españoles en el siglo XVI.

Esta prenda se elabora en diversas regiones del país, en las que se le conoce con nombres como: tilma, gabán, chamarro, jorongo, cotón, cobija y frazada. Pero el sarape considerado clásico y emblema del país es el que realizan los artesanos en Saltillo, Coahuila.

En el siglo pasado, se trató de una prenda inseparable de peones, jinetes, charros y gente del pueblo. En el siglo XIX fue usado por los insurgentes, chinacos y plateados.

El sarape saltillense se teje artesanalmente en un telar de pie, con lana teñida con tintes naturales. El diseño clásico presenta una degradación de ocho tonos de colores, a la que llaman “sombras” —inspirado en los amaneceres o los atardeceres del pueblo—, los que se combinan con una cenefa, además de contener en el centro la figura de un diamante, símbolo de riqueza.

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Silla Acapulco Ss

La silla Acapulco es de los diseños más reconocidos del siglo XX. Fue creada por artesanos del puerto que le da su nombre en la década de los años cincuenta, en aquel tiempo en que Acapulco se convirtió en el refugio favorito de las grandes estrellas de Hollywood.

Se trata de un armazón de fierro sobre el que se realiza, completamente a mano, un entretejido con hilos de hule en variados colores, que dan forma a un asiento cóncavo y cómodo, cuya trama permite que el viento pase por sus hendiduras, contrarrestando el calor del verano.

Su estilo simple y característico ha generado infinidad de versiones de esta silla, la más popular es la “hornitos”, pequeña y ovalada, pero también existe la “condesa”, con descansabrazos; la “pichilingue”, con un respaldo más redondo y similar a una pequeña banca, y la “hornos”, grande y ovalada. Todas fueron bautizadas en honor a las playas acapulqueñas.

Su uso se ha extendido hasta llegar a destinos playeros en Estados Unidos, Sudamérica, Europa, y Asia donde incluso la presentan como “silla Ibiza”, pero no hay que confundirse de puerto, este diseño es completamente mexicano.

Ss © Paola González Vargas
Sombrero y traje de charro Ss

De entre los objetos que le dan identidad a nuestro país, el traje y sombrero de charro son elementos vitalicios. En 1931, el expresidente Pascual Ortiz Rubio expidió un decreto para que el traje de charro adquiriera el título del atuendo oficial y símbolo de nuestra nacionalidad.

El origen de esta vestimenta mestiza se remonta a la época colonial cuando nacieron los chinacos, jinetes dedicados a las faenas del campo, quienes más tarde adquirieron fama de valientes cuando se convirtieron en auxiliares del ejército, primero en la guerra de Reforma —a Maximiliano de Habsburgo se le atribuye la modificación del pantalón de charro en esta etapa— y posteriormente en la intervención francesa en México. La imagen del charro poco a poco acaparó la representación costumbrista, popularizada gracias a los personajes del cine de la Época de Oro, siempre ataviados con sombrero de ala ancha, pantalón con chaparreras y chaqueta con botonadura vistosa.

En 1936, cuando Lázaro Cárdenas se acompañó por el mariachi en la gira de su campaña presidencial, exigió que portaran el atuendo nacional y a partir de entonces ambos símbolos se entrelazaron.

Ss © Paola González Vargas
Telenovelas Tt

El origen de este género televisivo se remonta al folletín francés por entregas del siglo XIX, que derivó en la historieta romántica y más tarde encontró voz y fondo musical en las radionovelas. Al popularizarse el uso de la televisión, las historias buscaron un espacio dentro de la pantalla chica.

El primer prototipo de un modelo de trama por entregas semanales en televisión, con el halo romántico de los folletines europeos, se realizó en Cuba, en 1951. Ese mismo año se estrenó en México “Ángeles de la calle”. El formato que conocemos actualmente sucedió hasta 1958, año en que se emitió “Senda prohibida”.

El alcance global de estos seriales llegó en 1978, cuando “Los ricos también lloran” fue llevada a Rusia, China, Estados Unidos y Medio Oriente. El éxito fue tal que su protagonista, Verónica Castro, fue nombrada Embajadora de paz en Rusia y las telenovelas se con- virtieron en el producto más exportado por Televisa, empresa precursora del género.

La ruta de los melodramas cosechó audiencias en los lugares más insospechados y sus protagonistas —actrices como Victoria Rufo, Edith González o Thalía— eran recibidas como heroínas lo mismo en Turquía que en Uzbekistán, Filipinas, Armenia, o Indonesia.
El impacto de la telenovela ha sido motivo de innumerables análisis y críticas, pero también se ha explorado como un recurso didáctico.

En 1984, Miguel Sabido, creador de la telenovela educativa, recibió una invitación por parte de Indira Gandhi para desarrollar en la India una trama que promoviera la armonía entre castas y una crítica al matrimonio concertado entre padres en este país. Gracias a la Unesco, este tipo de pro- ducciones conocidas como el “Modelo Sabido” gozaron de mucho éxito en países como Etiopía, Kenya, Costa de Marfil, Malawi, Burkina Faso, Nigeria, Ruanda, Sudán y Swazilandia, brindando información de temas como la planificación familiar y la equidad de género.

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Telenovelas Tt
Tt Cortesía de la Colección y Archivo de Fundación Televisa
Temazcal Tt

La palabra temazcal proviene del náhuatl temazcalli, que significa “casa de baño”. Es un poderoso baño de vapor prehispánico, a base de piedras volcánicas calientes y plantas curativas, que se realiza con fines terapéuticos, y rituales.

Según la cosmogonía azteca, la tradición del temazcal simboliza un reencuentro con el útero materno, un lugar para la limpieza y el renacimiento, resguarda do por Temazcaltoci —madre de los dioses, abuela de la tierra—, por lo que no solo se limita a purificar el cuerpo sino también el alma. Pese a los esfuerzos de los conquistadores españoles por erradicarla, la práctica del temazcal sigue vigente y cada vez adquiere más adeptos.

Entre los beneficios de esta técnica milenaria están: acelerar el proceso curativo, especialmente en traumatismos, huesos rotos, contusiones y problemas cutáneos, pues estimula la renovación de la piel. Ayudar a combatir gripa, bronquitis, asma, sinusitis y otras enfermedades, pues al elevarse la temperatura y combinarse el vapor con el aroma de las plantas medicinales, se destapan las vías respiratorias. Las parteras tradicionales lo usan como medio preventivo y en la atención del parto y posparto.

Tt Secretaría de Cultura-INAH
Textiles tradicionales Tt

La tradición textil mexicana no es solo una práctica artesanal viva y en constante transformación, sino que representa un lenguaje a través del cual nuestras culturas ancestrales muestran su identidad e inmortalizan sus costumbres y cosmogonías.

En todas las comunidades indígenas en el país existen artistas textiles, tejedoras y bordadoras que se han encargado de proteger las técnicas y los simbolismos y, en palabras difundidas por el Museo de Arte Popular, en cuyas “manos milagrosas convierten necesidades y miedos en espíritu, obras de arte popular surgidas de la biodiversidad que conforma su hábitat natural”.

La riqueza de este patrimonio comienza con la preparación del material, el teñido de las fibras y los hilos, con tinturas naturales, y culmina con el desarrollo de los diseños y la ejecución.

En Oaxaca esta sabiduría se conserva en manos de los mazatecos, chinantecos, mixes y zapotecos, estos últimos, habitantes del Istmo de Tehuantepec, realizan uno de los bordados más reconocidos en el mundo, sobre prendas de terciopelo oscuro, grandes flores coloridas y un borde de seda plisada en la orilla de la falda, conocido como el traje de tehuana. Otras comunidades son los mayas, en Yucatán; los purépechas y otomíes, en Michoacán; los teneek (o huastecos), en Guerrero; los tzotziles, tzeltales y zoques, en San Luis Potosí; los totonacas, en Veracruz; los mazahuas, en el Estado de México; los amuzgos, en Chiapas; los rarámuris-tarahumaras, en Chihuahua y los huicholes-wixárikas, en Nayarit.

La belleza del trabajo textil artesanal de estas culturas es tanta que, por desgracia, se han registrado múltiples casos en los que diseñadores y empresas internacionales simplemente se apropian de estos diseños y los comercializan sin reconocer su importancia cultural y el carácter a veces sagrado de esta iconografía.

Tt © Juan Guzmán / Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
Tradición del Día de Muertos Tt
Tt © Nacho López / Secretaría de Cultura-INAH
Tradición del Día de Muertos Tt

Afirmaba el poeta Carlos Pellicer que “el pueblo mexicano tiene dos obsesiones: el gusto por la muerte y el amor a las flores”. Existe una fecha en el calendario espiritual de los mexicanos en que estos dos elementos concurren: el Día de Muertos.

Es una celebración sin comparación en el mundo que guarda sus raíces más remotas en la conmemoración de los rituales mortuorios de tiempos prehispánicos en sincretismo con los rituales religiosos católicos traídos por los españoles.

En la cosmovisión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares, cuidadosamente puestos en su honor.

Las almas que retornan a la tierra son guiadas por los pétalos de flores —en especial de cempasúchil— que las familias disponen junto a las velas y ofrendas a lo largo de un camino que va desde el cementerio hasta su casa. Los manjares favoritos del difunto se preparan con esmero y se colocan alrededor del altar familiar y de la tumba, en medio de flores, papel picado, calaveras de azúcar y sahumadores en los que se quema el copal.

En su expresión más auténtica, es un acto íntimo, un rito de sencillez doméstica y profundo amor a nuestros ausentes, a quienes no en balde llamamos fieles difuntos. Hasta en la más humilde vivienda se cumple el ceremonial de liberar a la mesa familiar de sus menesteres cotidianos y, por un breve lapso, convertirla en altar, ataviarla con papel de china de los más festivos colores y acompañarla de mole, pulque, dulces y pan que más disfrutaron en vida los homenajeados, cuyos retratos presiden el festejo.

Esta tradición, que se transmite de generación en generación, adquiere diferentes dimensiones de acuerdo con la comunidad en la que se realiza. En las regiones maya, nahua, zapoteca o mixteca esta celebración tiene gran relevancia. Conmovedor, misterioso, risueño, ancestral y único, nuestro Día de Muertos es hoy patrimonio intangible de la humanidad.

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Virgen de Guadalupe Vv

De acuerdo con la fe católica, la Virgen morena se apareció ante Juan Diego en el cerro del Tepeyac en cuatro ocasiones; fue en la última donde le pidió que se presentara ante fray Juan de Zumárraga y dejó plasmada su imagen en el ayate en el cual el indio cargaba flores para regalar al entonces primer obispo de México.

El relato de estos acontecimientos quedó registrado en el Nican Mopohua, documento escrito originalmente en náhuatl, en 1556, cuyo original se resguarda en la Biblioteca Pública de Nueva York.

Pero más allá de la creencia religiosa, la Virgen morena, conocida hoy como la Virgen de Guadalupe, se convirtió en un símbolo patrio, vinculado con México desde la raíz más íntima. De la Colonia, pasando por el México independiente, hasta nuestros días, ha sido estandarte del ejército que buscó la independencia del país, ejecutora de milagros e imagen omnipresente en los hogares mexicanos.

En 1737, México proclamó a la Virgen de Guadalupe como patrona y se estableció el 12 de diciembre como día santo y fiesta nacional. En 1754, Benedicto XIV la nombró patrona de la Nueva España —desde Arizona hasta Costa Rica— y en 1945 el papa Pío XII la nombró emperatriz
de América.

Aunque la Basílica en la Ciudad de México es el principal centro de devoción guadalupana que recibe cada 12 de diciembre aproximadamente a seis millones de peregrinos de todas partes del país y del extranjero, su imagen también se venera en iglesias, capillas, santuarios y catedrales como Notre Dame, en París o la Catedral de San Patricio en Manhattan, Nueva York.

Vv Biblioteca del Congreso de Washignton
Virgen de Guadalupe Vv
Vv © Ignacio Urquiza
Voladores de Papantla Vv

El ritual de los voladores es una práctica músicodancística de origen prehispánico ampliamente difundida en distintas sociedades indígenas de México, entre las que se cuentan los teenek, nahuas, ñañhus, mayas y totonacas. En esta ceremonia se expresa su visión del mundo y los valores de su comunidad; a través de ella buscan comunicarse con los dioses y revivir el mito del universo.

En el transcurso de la ceremonia, cuatro jóvenes trepan por un mástil de 18 a 40 metros de alto, fabricado con el tronco de un árbol recién cortado en el bosque —tras haber implorado el perdón del dios de la montaña para hacerlo—. Un quinto hombre se sienta en la plataforma que remata el mástil, se le conoce como “el caporal” y toca melodías en honor al sol con una flauta y
un tambor.

Tras invocar al astro rey y a todos los elementos, los cuatro danzantes se lanzan al vacío desde la plataforma, a la que están unidos por unas largas cuerdas que se desenrollan mientras giran imitando el vuelo circular de los pájaros y van descendiendo paulatinamente hasta llegar al suelo.

Es en la región del Totonacapan, en el estado de Veracruz, en donde resulta más evidente su valor representativo y emblemático. Ahí se han identificado más de 500 voladores, repartidos en distintos grupos —30 registrados oficialmente— y existen tres escuelas que ense- ñan a los niños el ritual en su forma original, además del profundo valor de su significado, que en el año 2009 fue reconocido por la Unesco, como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.

Vv Wellcome Library
Voladores de Papantla Vv © Juan Guzmán / Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa
Vv © Juan Guzmán / Cortesía de Colección y Archivo de Fundación Televisa

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