438 - Origen México

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La vaina de esta orquídea fue muy apreciada por los aztecas, quienes la mezclaban con el cacáotl para darle fragancia y sabor; acostumbraban tomarla disuelta en agua para fortalecer el cerebro o como un remedio contra el veneno y las picaduras de animales ponzoñosos. Su nombre en náhuatl es tlilxóchitl, que significa “flor negra”.

Tras la conquista llegó a España para confeccionar perfumes y aromatizar el chocolate. En el Diccionario de historia natural, Valmont de Bomare afirmó que entre sus beneficios, “la vainilla fortifica el estómago, ayuda a la digestión, disipa las ventosidades, promueve las reglas y las orinas, facilita los partos y los ingleses la estiman como específico para desterrar los efectos de la melancolía”56.

En Francia no solo se usó en la perfumería y la medicina, sino también en la repostería. Cocinas de todo el mundo han sido inundadas por el envolvente aroma de la vainilla, considerada uno de los saborizantes más utilizados del planeta.

La leyenda de su nacimiento es prehispánica, parte de la mitología totonaca, y cuenta cómo Tzacopontziza —“lucero del Alba”—, hija del rey Tenitztli tercero, había hecho votos de castidad, consagrada por su padre al servicio de Tonacayohua, la diosa de la siembra y los alimentos, pero se enamoró perdidamente del príncipe Zkotan Oxga —“joven venado”—. Los jóvenes enamorados se dieron a la fuga, acto sacrílego que debía ser castigado con la muerte, por lo que fueron perseguidos, apresados y degollados. Sus corazones enamorados fueron ofrecidos a Tonacayohua y en el lugar del sacrificio brotó un arbusto, en donde creció una orquídea de exquisito aroma.

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