De entre los objetos que le dan identidad a nuestro país, el traje y sombrero de charro son elementos vitalicios. En 1931, el expresidente Pascual Ortiz Rubio expidió un decreto para que el traje de charro adquiriera el título del atuendo oficial y símbolo de nuestra nacionalidad.
El origen de esta vestimenta mestiza se remonta a la época colonial cuando nacieron los chinacos, jinetes dedicados a las faenas del campo, quienes más tarde adquirieron fama de valientes cuando se convirtieron en auxiliares del ejército, primero en la guerra de Reforma —a Maximiliano de Habsburgo se le atribuye la modificación del pantalón de charro en esta etapa— y posteriormente en la intervención francesa en México. La imagen del charro poco a poco acaparó la representación costumbrista, popularizada gracias a los personajes del cine de la Época de Oro, siempre ataviados con sombrero de ala ancha, pantalón con chaparreras y chaqueta con botonadura vistosa.
En 1936, cuando Lázaro Cárdenas se acompañó por el mariachi en la gira de su campaña presidencial, exigió que portaran el atuendo nacional y a partir de entonces ambos símbolos se entrelazaron.