Crítico, mordaz, inquieto, innovador y revolucionario, Juan O’Gorman (Ciudad de México, 1905–1982) es uno de los creadores más representativos de la escena mexicana del siglo XX y de los más completos.
Fue arquitecto, pintor y muralista. Su abuela fue la primera en concederle una pared para que la llenara de dibujos infantiles, que dieron paso a sus primeros murales, los cuales plasmo en tres pulquerías: los Fifís, Mi oficina y Entre violetas. Por aquellos años también proyectó su propia casa estudio (1929), considerada la primera casa funcionalista en Latinoamérica. A este inmueble —que nunca llegó a habitar — le siguió la emblemática Casa de Diego Rivera y Frida Kahlo (1931– 1932); ambas fueron desarrolladas tomando como inspiración los postulados de Le Corbusier que promulgan la idea de que la función utilitaria debe ser la inspiración de la forma.
En 1949 inició el mosaico de piedra de color, en la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria, considerado una de las obras más importantes no solo del campus, sino de México.
Pasó mucho tiempo y recorrió muchos estados recolectando las piezas que conforman los cuatromil metros cuadrados revestidos de piedras naturales, de diez mil colores, que representaron una pieza clave para que el campus central de Ciudad Universitaria de la UNAM fuera distinguido con el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la Unesco.