En 1915, el ingeniero hidalguense Juan Guillermo Villasana (1891-1959) inventó la hélice Anáhuac, que revolucionó la aviación mundial al conseguir un modelo de hélice que superó a todo lo existente y permitió alcanzar un vuelo con mayor elevación y estabilidad.
Iniciador de la aeronáutica en México y fundador de la Aviación Civil Mexicana, Villasana López diseñó los primeros planeadores que volaron sobre Pachuca. A los 13 años ya había realizado una serie de modelos de avión de su propia invención.
Para la creación de la hélice Anáhuac echó mano de sus conocimientos de ebanista para crear un diseño fabricado con un ensamble de diversas maderas, que contaba con un borde de salida radial, así como una cuerda constante y máxima en la parte central del aspa que le otorgaban a los aviones mayor elevación y estabilidad.
Gracias a este invento se superó el récord mundial de altura en 1919, cuando un piloto norteamericano en Japón alcanzó hasta seis mil metros de altura sobre el nivel del mar, siendo que en aquella época no superaban los dos mil 423 metros.
Estados Unidos y Japón, entre otros países, quisieron comprar la patente, pero el ingeniero prefirió donarla al gobierno de México, quien obsequió a las naciones amigas una copia de la misma. El gobierno nipón, a través del general Gaishi Nagaoka, le otorgó a Villasana la medalla Imperial en 1919.